La revolución Piñera

Francisco Armanet

En 14 meses de gobierno, el presidente Piñera ha producido una verdadera revolución en casi todos los frentes de gestión. El jefe de Estado, luego de convocar a su equipo ministerial, logró empoderarlo de una manera sólo descrita en los mejores textos del “management” moderno. Describo algunas acciones lideradas por el primer mandatario que dan cuenta de esta revolución y que tienen al presidente en su más alto nivel de popularidad.



La reformulación y puesta en marcha del nuevo Transantiago, hizo posible que nuestro sistema de transporte público sea un verdadero ejemplo de ingeniería a nivel mundial. El control de la evasión y la significativa mejora en el servicio, erradicaron un déficit de US$ 600 millones por año.

La adopción del modelo tributario de Singapur “Taxes for Nation Building”, que fijó en Chile un techo de 17% parejo a los impuestos de empresas y personas, le ha permitido al país, captar una fracción abrumadoramente mayoritaria de la inversión extranjera en la región. Los millonarios flujos, que antaño eran recibidos por Brasil, han migrado casi en su totalidad a Chile. Por otra parte, la disminución de la tasa marginal de impuestos a las personas, de 40% a menos de la mitad, está fomentando una fuerza emprendedora nacional nunca vista con anterioridad.

Los cambios legislativos que aumentaron la flexibilidad laboral, han permitido que en el Chile de hoy, sea significativamente más fácil y rentable no sólo despedir, sino que también contratar personal.

La próxima adjudicación de la licitación para la construcción de los 7 mega centros hospitalarios, con una inversión total de 
US$ 2.100 millones, le permitirá al país dejar atrás los graves problemas de atención en salud primaria.

Pero lo más notable de la revolución Piñera es que ésta ha sido posible gracias al ingenio del primer mandatario, por cuanto las arcas fiscales, en este período, han estado absolutamente vacías.

Producto de esta revolución, Chile inició un irreversible camino para consolidarse como centro financiero de América Latina y plataforma de crecimiento productivo de las principales compañías multinacionales en la región.

Las extraordinarias capacidades del jefe de Estado, hacen que éste crea que no requiere de la ayuda ni del apoyo de nadie y que esté convencido que si no se involucra en ayudar a resolver los problemas de sus colaboradores, las cosas no se realizarían de manera correcta. Pero, involucrándose en todo, se trabaja mucho y se avanza poco. De mantenerse esta forma de liderar, la revolución Piñera habrá sido sólo una expresión venenosa de una ambición que no se logró. Pero todavía quedan 3 años para que nuestro inteligente y tenaz gobernante, aprenda el camino de la humildad, de la confianza, de la participación, del reconocimiento y de la aceptación de los errores honestos no sistemáticos. Trabajando verdaderamente en equipo y a su máximo potencial, los 22 talentosos ministros y sus respectivos subsecretarios, van a ser capaces de producir un impacto económico y social, diez o cien veces más potente que un presidente intelectualmente brillante, pero emocionalmente muy limitado.